Cruzar la linea

Resulta que ahora el entrenador del Madrid sale a las ruedas de prensa con un papelito a reclamar no se sabe muy bien el qué. Tampoco se sabe muy bien para qué. Se intuye que toda esta ridícula parafernalia responde a un intento de ataque y desacreditación hacia la figura de Jorge Valdano, pero es tan inútil en ese aspecto, como contraproducente si lo que se busca es un poco más de benevolencia por parte del colectivo arbitral. Más absurdo aún teniendo en cuenta que una semana antes Albelda había sido expulsado por unas manos inexistentes que no reportaron ninguna queja ni ningún papelito por parte de Mourinho. Es incomprensible la tendencia a la autocombustión que tiene el Real Madrid en los últimos años, si no existen problemas, se crean. El club blanco tiene una gran plantilla, joven, con mucha proyección, cerca en la liga española del brillante Barça, líder de su grupo de Champions, vivo en la copa, y con algunos episodios de juego más que aceptable; no tiene sentido autoflagelarse de esa manera. 

Mourinho está realizando una labor notable en el aspecto deportivo. Cierto es hay algunos aspectos que al aficionado medio pueden chirriarle, como el empecinamiento en un once casi inamobible, el ostracismo de Canales o la insistencia en Khedira, pero en ese aspecto hay que ser consciente de que el especialista es él, por lo que sus decisiones técnicas son a buen seguro más acertadas que cualquier comentario de barra de bar. Pero por otra parte hay un aspecto en el que está equivocándose sistemáticamente. Para llevar el peso del equipo, para dirigir hacia sí mismo los focos, la presión y la opinión pública, no puede dilapidar el prestigio ni la imagen de un club tan importante.

Salir agitando un papelito -con membrete del club- o dando golpecitos en la mesa mientras se exige una especie de gabinete de crisis puede ser bueno para desviar la atención respecto al mal partido realizado, pero es una ridiculez. Luego aparecen reacciones totalmente desproporcionadas -como el asunto Preciado- o Emery piando prácticamente a diario;  en las que la brutalidad del ataque no se corresponde con las puyitas del portugués, pero que son consecuencia directa del continuo goteo de declaraciones más o menos sibilinas del bueno de José. Y el coste a nivel de imagen para el club es demasiado grande. De hecho hay una animadversión creciente hacia el Real Madrid a causa de dos de sus miembros más mediáticos, el entrenador portugués y Cristiano Ronaldo. A cauda de ellos dos, el Madrid empieza a tener una imagen antipática, arisca, incluso soberbia; y esto es nefasto además de injusto. Casillas, Albiol, Xabi Alonso, Higuaín o Carvalho, por citar algunos jugadores, no pueden estar más alejados de los aires de grandeza, pero en cambio, la imagen que se proyecta hacia el exterior es chulesca. Por otro lado el Fútbol Club Barcelona arrasa de la mano de gente muy querida como Iniesta o Puyol, pero en su plantilla también habitan sujetos de la talla de Alves o Piqué, y sin embargo la impresión generalizada acerca de la plantilla culé, es de cercanía y de humildad.

Alguien debería hacer algo al respecto, tengo a José Mourinho por una persona inteligente, y estoy convencido de que si hay algo que el real Madrid necesite más que nada es un proyecto duradero. Una estabilidad que permita madurar a la enorme cantidad de jóvenes de la plantilla, una normalización en la duración del puesto de entrenador y un poco de tranquilidad y paciencia. Por eso creo que hay que hacer lo posible para que el portugués entienda tanto de fútbol como de lo que significa un club como el Real Madrid. Si en cuestiones tácticas no se le discute, en cuestiones institucionales sí podría aprender mucho de cualquier aficionado de barra de bar. Porque esta vez ha cruzado la linea, ha protagonizado un espectáculo bochornoso y patético, impropio del club que entrena, e impropio de un entrenador de primer nivel.

Mención aparte para el entrenador de porteros. Se puede entender que un momento de calentón, se pueda reaccionar de mala manera, no es justificable pero es comprensible. Lo que no se puede admitir de ninguna de las maneras, es que un advenedizo como él tire al suelo a una institución del club como Herrerín -que bien supera los 70 años-, se de cuenta de que está en el suelo y pase olímpicamente del tema. Y peor aún es qaue desde el club no haya ni reacción, ni reprimenda; supongo que ahora se lleva más enseñar papelitos.