viernes, 10 de diciembre de 2010

La verdadera caída de Marta Domínguez


No consigo salir de mi asombro, Marta Domínguez, otrora la imagen de la superación, el esfuerzo y la garra, es presuntamente una camello de tres al cuarto que nos ha engañado a todos. Ha ido además un paso más allá, ha pasado de las trampas al delito, del consumo al suministro. Presuntamente claro, lo que suele querer decir que es absolutamente culpable. Cada vez es más complicado creer en cualquier deporte individual en el que el rendimiento físico sea la clave. Si Contador hace unos meses nos daba en la cara con el famoso clembuterol, Marta ha terminado de poner en jaque la fe de cualquier aficionado al deporte en esta clase de disciplinas.




Cómo se supone que tenemos que creer en el ganador del Tour, en Usain Bolt, en Gebreselassie y en todos estos superhombres y supermujeres que dominan estas disciplinas extremas si cada media hora uno de ellos nos da esta clase de decepciones. Y más en España, donde empieza a ser evidente que tenemos un problema realmente serio con el tema del doping; resulta que al final L'Equipe o La Gazzetta igual no están tan desencaminados cuando hablan de nuestro país como el paraíso del doping, con sus Eufemianos Fuentes campando a sus anchas.
Pues bien, yo me niego a dejar de creer en el deporte por culpa de los tramposos y/o delincuentes. Cada vez que uno de ellos sea descubierto, que se actúe con todo la fuerza que la legislación permita, sin chovinismos baratos y sin atenuantes. Quién carezca de escrúpulos para engañar, que se atenga a las consecuencias.
Además se echa de menos cierta dignidad humana. Cuando alguien se equivoca es más fácil perdonar si el infractor reconoce el error, se disculpa y hace propósito de enmienda. Los silencios o los entrecotes adulterados no sirven para nada más que para aumentar la decepción y desconfianza de la gente.
Y sin querer pecar de romántco empedernido o de cursilería deportiva, no me da la gana dejar de disfrutar de disciplinas ta bellas por culpa de un puñado de impresentables. Mientras quede gente que se entrene y se esfuerce para correr 42,195 km cada vez en menos tiempo, o mientras que alguien sea capaz de terminar la salvajada que supone un Tour de Francia o cualquier vuelta de 21 días sin rebasar la legalidad, valdrá la pena seguir estos deportes. ¿Que el ganador ha hecho trampas? Pues a disfrutar de quienes no las han hecho.
Hay que reconocer sin embargo que en este caso particular de Marta Domínguez, duele especialmente. La imagen que se había labrado, la acercaba a todo aquel que siguiera mínimamente el deporte. El momento en la final de los 3.000 obstáculos en Pekín, en el que aparecía casi noqueada por su caída fue uno de los más emotivos del deporte español en los últimos años, por eso es especialmente grave todo esto. Por eso estoy tan cabreado con ella y por eso no pienso hacer pagar a un deporte los errores de sus participantes.

3 comentarios:

spike dijo...

La verdad es que ha sido una noticia casi surrealista. El ejemplo ha pasado a ser el villano.

Por ciert, enhorabuena por el blog compi! ;)

raptor dijo...

Yo es que equiparo el deporte femenino al paralímpico

Srta_I dijo...

La verdad es que ojalá sea inocente porque es una lástima que realmente haya podido caer tan bajo. No tiene excusa.
PD: soy compi tuya de udima ;) pásate por mi blog a ver si te gustan las paranoias.